A) Variedades remontantes: Estas variedades en chile se
cultivan preferentemente en la zona central y estas requieren 3 podas:
- Poda de primavera: esta poda también
es llamada “quema de retoños” que se efectúa en agosto septiembre
con aplicaciones de paraquat, con el objeto de ralear y controlar el numero
de retoños. Se ha comprobado que con esta poda se logra acortar
la longitud de los internudos, con lo cual se facilita la cosecha y aumenta
la producción de otoño. Esta poda se realiza preferentemente
el segundo año en variedades que producen muchos retoños
y se hace con una altura máxima de 10 cm. Con esta práctica
se favorece el desarrollo del fruto de caña y facilita la poda de
verano (Barriga, C 1991).
- Poda de verano: Después de la cosecha
de noviembre, en enero de se deben eliminar las cañas que fructificaron
y las hojas basales sobremaduras de los retoños que fructificarán
en marzo. Si no se ha realizado raleo primaveral de retoños, se
deben eliminar excedentes y aquellos que son débiles, mal formados,
mal ubicados y los que se han desarrollado tardíamente (Sudzuki,
F 1981). Además de la poda deben amarrarse las nuevas cañas
a los respectivos alambres (Barriga, C 1991).
- Poda de invierno: En junio o julio se efectúa
la segunda poda. Se rebajan las ramas cortando 1/3 de su longitud, dejándolas
a 1.40-1.50 m de altura, o bajo el racimo floral, según la variedad
(las yemas extremas hasta la 10 a 15, son poco fructíferas). Además
debe hacerse un raleo de vástagos, para lo cual existen dos criterios,
en relación al número de cañas que deben quedar. Uno
consiste en dejar las cañas separadas a 8-10 cm. Entre sí,
en el caso de tener hilera completa; cuando las cañas se manejan
como matas, se recomienda dejar sólo 5 a 7 en las plantas de un
año, o 9-12 en plantas adultas. En ambos casos, también se
deben eliminar los retoños desarrollados tardíamente y las
cañas deben ser amarradas (Barriga, C 1991).
B) Variedades no remontantes: exigen las mismas podas
descritas para las variedades remontantes. Pero en la poda de invierno
simplemente se cortan los retoños a la altura del último
alambre y se eliminan a nivel del suelo los retoño débiles
y mal ubicados. Además incluye el amarre de cañas y la escardadura
correspondiente al suelo (Barriga, C 1991).